– Ven mortal, mira mis ojos y contempla tu perdicion, porque quien los mira se transforma en estatua
– ¿Perdon? ¿Quien esta ahi? – dijo Perseo cubriendose con su escudo de plata
– La Medusa Invisible, dueña del Jardin de Piedra
– Lo siento, pero no consigo ver quien me habla – respondio perseo entrecerrando los ojos
– Estoy empezando a sospechar que algo no anda bien. Dejame usar tu escudo como espejo
– No estoy seguro que la historia fuera asi – titubeo mientras sentia que su escudo era manipulado hacia la luz – Usted tiene una voz muy agradable ¿sabe?
Medusa suspiro y dejo el escudo – Gracias, estoy harta que me consideren solamente una cara bonita – mientras tomaba a Perseo de las manos – ¿te gustaria tomar algo?
Horas mas tarde, Perseo se habia vendado los ojos y dejaba que su imaginacion tomara vuelo